29 de mayo
¿Por qué nos cuesta tanto escribir?

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Marinés Velázquez Crespo es egresada de la carrera de Administración de Empresas de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y labora como Encargada de Difusión en el CEDILE-PUCMM.


¿Por qué nos cuesta tanto escribir?

Muchos asumen que dominamos la escritura desde la escuela primaria, cuando copiábamos del libro al cuaderno decenas de palabras, sin comprenderlas ni ser cuestionados al respecto. Sin embargo, parece increíble que una tarea que aparentemente sabemos hacer desde nuestra niñez, nos resulte tan compleja llevarla a cabo de adultos. Y es que la escritura es un arte, y como tal se construye con la práctica. La misma exige esfuerzo, constancia, y disciplina. El escritor polaco Isaac Bashevis Singer (1991), expresa al respecto que "…no hay milagros en la escritura: sólo trabajo. Es imposible escribir un buen libro con solo llevar una pata de conejo". Pues los buenos escritores no nacen producto de la suerte, sino de trabajo arduo y perseverancia.

Cuando escribimos, no se trata solo de colocar palabras al azar y sin sentido en un papel, además de poder plasmarlas; debemos de seguir una estructura, un proceso, mantener el hilo conductor en el texto, escribir con un propósito. En este sentido, Cassany (1995), expresa que "escribir significa mucho más que conocer el abecedario, saber juntar letras o firmar el documento de identidad. Quiere decir ser capaz de expresar información de forma coherente y correcta para que la entiendan otras personas". Son muchos los elementos que debemos de tomar en cuenta al momento de redactar un escrito, los conocimientos previos con los que contamos y nuestro contexto social, juegan un papel fundamental para producir un texto de calidad. Así lo expone Álvarez Angulo (2010), citando a Hayes (1996):

El éxito en la escritura depende de una adecuada combinación de condiciones cognitivas, afectivas, sociales y físicas, porque escribir es un acto comunicativo que requiere de un contexto social, además de una serie de procesos cognitivos de memoria en el quehacer de planificar, escribir y revisar.

¿Por qué nos cuesta tanto escribir? Muy claro lo dice el viejo refrán "la práctica hace al maestro". Además de que la escritura es un proceso, y como tal requiere de unos pasos a seguir; asimismo es un arte que se perfecciona con la práctica. Y es que Beethoven, Mozart y Vivaldi, no nacieron genios en la música, se convirtieron en pilares con la práctica a través del tiempo. De igual forma, a medida que vamos practicando la escritura, adquirimos experiencias, desarrollamos habilidades y destrezas, que poco a poco nos van facilitando este proceso creativo. Así lo confirma la Dra. Emilia Ferreiro (2001), al afirmar que "La única manera de aprender a escribir es escribiendo".

Escribir como proceso, con la profundidad, criticidad y análisis que esto requiere, es una práctica a la que no estamos acostumbrados y que, posiblemente desconocemos; cuando nos toca enfrentarnos, padecemos del síndrome de la hoja en blanco. Me refiero a esa parálisis psicológica que nos invade a la hora de comenzar un trabajo escrito desde cero, lo cual no es más que una reacción de nuestra mente ante lo que no es un hábito en nosotros.

En definitiva, nos cuesta escribir porque la práctica es lo que hace al maestro, y también, la que nos lleva el éxito. Pues los buenos escritores no nacen producto de la suerte, sino de un trabajo arduo y persistente. Los escritores no nacen, se hacen. En ese sentido, es importante al iniciar un escrito planificar lo que deseamos escribir, buscar información, organizar las ideas, jerarquizarlas, escribir varios borradores y revisarlos una y otra vez, hasta que hayamos logrado nuestro objetivo.

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