21 de mayo
El arte de confeccionar la escritura

 "El arte de confeccionar la escritura" fue escrito por el tutor Jonathan Manuel García, quien tiene la función de acompañar el proceso de escritura de los informes profesionales a estudiantes que finalizan su carrera en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. Una de las tareas asignadas en su formación como tutor consistió en la escritura de un ensayo expositivo, el cual fue revisado por sus compañeros y por el Equipo Técnico del CEDILE.

«La redacción es al escritor, como la confección, al costurero».

Jonathan Manuel García

El arte de confeccionar la escritura

Para nadie es un secreto que al momento de redactar un texto, sobre todo, en el contexto universitario, a los estudiantes se les presentan muchas dificultades desde no saber cómo empezar a escribir sus primeras ideas hasta cambiar una y otra vez lo que plasman en sus escritos.  Por tal razón, la escritura es un proceso complejo, porque se ponen en juego diversas actividades mentales que permiten reconocer las reglas de ortografía, las de puntuación, las sintácticas, la estructura del texto, el registro del lenguaje, es decir, dominar el código. Asimismo, se describe como una actividad lenta que lleva tiempo, dedicación y paciencia mediante una ejercitación que se desarrolla de forma recursiva y lleva a rehacer una y otra vez los textos (Cassany, 1995). Por consiguiente, ante un proceso tan complejo como el arte de la escritura se hace imperante contar con el apoyo de un tutor que pueda brindar asesoría y acompañamiento a los estudiantes tesistas.

El estudiante tutor al momento de acompañar a un estudiante tesista en la redacción de sus escritos, debe tomar en cuenta tres etapas esenciales: planificación, redacción y revisión del texto. Estas se alternan e influyen durante todo el proceso de la redacción de ese género discursivo denominado trabajo final de grado. En la primera etapa, el estudiante tesista se interroga a sí mismo acerca de lo que necesita saber, los recursos que va a usar, las fuentes de investigación, el registro lingüístico que debe utilizar, etc. Además, en esta fase se ha de pensar qué se va a decir, cómo se va a decir y en qué momento debe decirse. Así se evita el defecto que señalan Bereiter y Scardamalia (1987): «El egocentrismo, característico de los escritores novatos». Desde que el estudiante tesista sabe lo que quiere decir y cómo debe decirlo se le hará mucho más fácil pasar a la siguiente etapa del proceso de escritura: la redacción del texto.

En la segunda etapa, el estudiante tesista empieza a escribir y, en ese proceso de redacción, toma en cuenta una serie de pautas orientadas por el estudiante tutor tales como los mecanismos de coherencia, cohesión, intencionalidad, aceptabilidad, informatividad, situacionalidad, intertextualidad, adecuación, efectividad y eficacia del texto que se escribe. Ello viene a coincidir con los postulados de la lingüística del texto, tales como: la coherencia y la cohesión textuales, en cuyos fenómenos tienen utilidad los conectores lógicos y los organizadores textuales, con sus formas y valores correspondientes, los deícticos y los modalizadores discursivos. (Álvarez, 2005). Todo lo anterior amerita tomarse en cuenta al momento de redactar cualquier escrito, sobre todo, los trabajos finales de grado, por lo que la presencia del tutor se hace necesaria para estos fines.

La tercera y última etapa consiste en revisar el texto, verificar todas y cada una de las partes redactadas por el estudiante tesista.  Sampedro (2005) en Escribir es vivir afirma que: «El escritor, como la vaca, observa, rumia, transforma, convierte en sí mismo; escribe con lo que es: hace y se hace». Por lo tanto, tener que tachar, quitar, agregar y hacer varios borradores es una técnica válida para llegar a la perfección de lo que se escribe. En esta última fase, el rol del tutor consiste, principalmente, en identificar los avances y dificultades textuales en los que haya incurrido el tesista de modo que se destaquen los primeros y se busquen resolver los segundos.

En otras palabras, se trata del saber hacer de una actividad de vuelta al texto. Por esta razón, el tutor en esta última etapa procura llevar al estudiante a la reflexión de que quitar y agregar ideas a su texto es una práctica muy común al momento de redactar un escrito que resulte lo suficientemente claro y coherente.

En definitiva, es necesario entender que la escritura es un proceso, de ahí la necesidad de contar con un tutor que funja como orientador en esta actividad compleja que requiere de mucha concentración y dedicación. Asimismo, es importante que los estudiantes tesistas entiendan que el acompañamiento de los estudiantes tutores tiene como objetivo principal asesorar y facilitar herramientas que les permitan redactar sus trabajos finales de grado con la mayor calidad posible. Además, es de sumo interés reconocer que, en ese proceso de planificación, redacción y revisión del texto, no se persigue solo mejorar lo que se escribe, sino también a quienes lo escriben. Y es que no existe una mejor manera de aprender a escribir que no sea escribiendo, pero con la ayuda de alguien que nos guíe en cada una de las etapas susodichas.

 

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