22 de mayo
¿En quiénes reside la responsabilidad de enseñar a escribir textos académicos?

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El profesor Jesús Polanco, se desempeña como docente en el área de Historia en el Departamento de Estudios Generales. El título de su ensayo es "¿En quiénes reside la responsabilidad de enseñar a escribir textos académicos"? El mismo, se redactó siguiendo las fases del proceso de escritura, por lo que el profesor presentó varios borradores hasta estar satisfecho con lo que quería comunicar. Estos borradores fueron revisados por sus compañeros y la facilitadora del curso taller.

 

¿En quiénes reside la responsabilidad de enseñar a escribir textos académicos?

Jesús Polanco

A la luz del planteamiento de Cassany, (1993) de que practicar la escritura ayuda a aprender mejor, se puede asegurar que: todos los docentes de un centro de educación superior y particularmente los adscritos al departamento de Estudios Generales, es a quienes corresponde en mayor grado, enseñar al estudiantado a escribir textos académicos. En tal virtud, ha de entrenarse a los académicos o profesores y crear una estructura institucional organizada para tales fines. Pues, si Estudios Generales, es la puerta de entrada a las actividades académicas en esta universidad, es lógico pensar en la implementación de un programa bien concebido para el entrenamiento de los docentes, que sirva como base para orientar a los alumnos con el rigor de lugar, acerca de las estrategias cognitivas, los métodos, técnicas y recursos lingüísticos necesarios para escribir ensayos y otros tipos de textos.

La producción de textos o el fomento de la escritura constituye un aspecto esencial en la vida académica. (Jiménez, 2013). Tomando como eje ese razonamiento, debemos incentivar la producción escrita, tanto en los profesores como en los estudiantes. Si esa práctica se sistematiza, de seguro habrá un desempeño más eficiente en el proceso de estudio e investigación; tanto en la etapa de estudiante como en el ejercicio profesional.

En relación a los profesores, adquirir destrezas para escribir textos académicos, los dota de competencias que aumenta la eficacia de su desempeño, así como su autoridad frente a los estudiantes. (Cartolari & Carlino, 2009). Bajo ese enfoque, podemos asegurar que la escritura solidifica la formación profesional y permite a los docentes proyectar sus horizontes intelectuales; lo que posibilita la creación de un legado tangible para las presentes y futuras generaciones. La pertinencia de continuar desarrollando talleres y otros mecanismos en esa dirección, debe tener prioridad con seguimiento o monitoreo permanente en la universidad.

Dado el papel y la influencia que ejercen los profesores en los estudiantes es ineludible el compromiso de enseñar a escribir desde todas las áreas disciplinares impartidas fundamentalmente en Estudios Generales. Sin lugar a dudas, el involucramiento de todos los actores en el proceso de la escritura, ha de producir un salto cualitativo, orientado al logro de la excelencia académica. Obviamente, que la asunción de la producción escrita como parte de las estrategias de enseñanza y de aprendizaje deben repercutir favorablemente; ya que la actividad escrita perfila el desarrollo cognitivo o científico. También estimula el desarrollo intelectual, pues contribuye con la organización del pensamiento, (Salgado, 2014). Con esa orientación, y potenciando el desarrollo del pensamiento reflexivo podemos valorar la pertinencia del planteamiento para disminuir las debilidades que se ponen de manifiesto en el uso adecuado de la comunicación escrita en el nivel superior. Además, con esa práctica impulsamos la capacidad de análisis y de síntesis; así como la posibilidad de elevar el dominio lingüístico (Martínez, 2003). Siguiendo la línea del citado autor, los sujetos envueltos en el proceso de escritura estamos en mejores condiciones para orientar e instruir a los estudiantes en la producción escrita, de igual manera, en el uso adecuado del lenguaje como instrumento de comunicación en contextos diversos, entre otras ventajas.

A fin de convertir la escritura en una cultura académica en la universidad, (García, 2011) es necesario dejar claramente establecido que en los docentes que imparten asignaturas en Estudios Generales, descansa la mayor responsabilidad de orientar, dirigir y concretar esos objetivos y metas. Una condición fundamental es que, si se provee a los estudiantes de herramientas metodológicas, técnicas y estrategias precisas, con consignas también precisas de lo que hay que hacer y cómo hacerlo, es seguro lograr resultados positivos en alto porcentaje. Bajo esas premisas, en un mediano plazo los resultados tienen que evidenciarse con el éxito de los estudiantes, en el ámbito del conocimiento y la ciencia, así como en la adquisición de altas competencias que lo habilitarán con un mejor perfil, tanto dentro de la academia como en la sociedad. No obstante, es imprescindible que la institución se aboque a un proceso de replanteamiento de algunos insumos que son necesarios para la conducción del proceso educativo, con los estándares que exige el nivel superior. Por ejemplo, repensar los programas de las asignaturas sería un buen punto de partida para impulsar un proceso de escritura sostenible.

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