Cursaba mi primer semestre en la universidad cuando conocí a Santiago Cabanes, un español culto y sencillo, ya mayor, que enseñaba magistralmente el hermoso idioma de Cervantes. Como todo buen maestro, sus instrucciones iban más allá de las mayúsculas, las comas, los acentos y la buena redacción, y eso fue lo que exactamente nos mostró en nuestro primer encuentro. Dijo con voz suave y actitud determinada, una frase que transformó el cómo utilizaría mi tiempo en lo futuro: "Deja para mañana lo que puedas hacer hoy". Pensé que era una broma. "¡¿Cómo así?! ¡Claro que no! Así no va el refrán", creo haber pensado. Algo en mí se resistía, no podía dar crédito a lo externado por el profesor. Pensaba que solo los perezosos postergaban lo que debían hacer en el momento. Luego de la resistencia inicial me permití dudar. ¡Cuán equivocada estaba! Hasta entonces, entendía que debía cumplir con mis responsabilidades lo antes posible, no establecía prioridades. Todo esto me presionaba inútilmente, porque luego me encontraba trabajando hasta el último minuto. ¿Qué sentido tenía esto? No me había dado cuenta cuánta tensión acumulaba por pensar que todo era urgente e igualmente importante.
El 19 de agosto de 1954, Dwight D. Eisenhower [i], 34to presidente de los Estados Unidos de América, pronunció un discurso en la segunda asamblea del Consejo Mundial de Iglesias, donde afirmó: "Tengo dos clases de problemas, los urgentes y los importantes. Lo urgente no es importante, y lo importante nunca es urgente". A partir de esta frase se desarrolló lo que hoy conocemos como la Matrix de Eisenhower, a lo largo de estos dos ejes, lo urgente y lo importante. De esta manera, se establecieron cuatro categorías que precederé a describir [ii]:
Esta sencilla matriz puede ser una útil herramienta para organizar nuestro tiempo y ser más productivos. Para utilizarla es necesario hacer una lista de los asuntos a atender y luego clasificarlos de acuerdo a los criterios antes expuestos. Revisar la categorización realizada es conveniente, ya que quizás nos convenga cambiar algún asunto de cuadrante.
Me permitiré parafrasear la hermosísima frase de Jesús y diré que donde está nuestro tiempo, ahí también estará nuestro corazón tu corazón [iv]. Reflexionemos sobre cómo usamos nuestro tiempo, a qué o quiénes lo dedicamos. Sin duda las respuestas a estas preguntas pueden ser indicadores de aquello que estamos considerando como central en nuestra vida. Nos conviene, entonces, discernir qué es lo importante, qué es lo urgente, para actuar en consecuencia. El "hacer" compulsivo, sin rumbo, sin objetivo puede ser la excusa perfecta, tal como afirma Clear (2016), para evitar cuestionarnos si al dedicar tiempo a una tarea con la cual nos sentimos cómodos estamos haciendo el mejor uso de nuestro tiempo [v]. El "no hacer" puede constituir, en ocasiones, la mejor manera de "ser".
En fin, las palabras de Santiago Cabanes siguen iluminando mi vida, gracias a él sigo trabajando en pos de dejar para mañana lo que puedo hacer hoy, porque ya hoy tengo mucho por hacer: clientes por atender, exámenes por corregir, reportes por redactar... y gente a quien amar.
Miguelina Justo, MA | Orientadora CSTA
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[i]The American Presidency Project. Recuperado de http://www.presidency.ucsb.edu/ws/?pid=9991.
[ii] Introducing the Eisenhower Matrix. Recuperado de http://www.eisenhower.me/eisenhower-matrix/.
[iii] Eisenhower Matrix. Everything about Eisenhower. What is de Eisenhower Matrix. Recuperado de http://eisenhower-matrix.com/.
[iv] "…porque donde está tu tesoro, ahí también estará tu corazón." Mateo 6, 21
[v] Clear, J. How to be More Productive and Eliminate Time Wasting Activities by Using the "Eisenhower Box". Recuperado de http://jamesclear.com/eisenhower-box.
Fotografía: Andrew Welch
Originalmente publicado en la Revista Amigo del Hogar